01 noviembre 2014

(144) DISPARO DE CÁMARA EN ISLANDIA.

Ocurre a veces. Vas de viaje, observas un paisaje y... ¡zas!, disparas la cámara y sigues tu camino. Es como un acto reflejo que acompaña a los viajeros. Quieres guardarlo todo, no perdonas nada de lo que ves, no te conformas con haberlo grabado en tu retina (y, a veces, en tu corazón). Tienes miedo a que el olvido haga estragos en tus recuerdos.

Luego, en casa, extraes la tarjeta de la cámara digital, pasas las fotos al ordenador, las miras con curiosidad pese a que sabes de antemano lo que te vas a encontrar, porque son tus propias fotos. Pero... algunas veces llega la sorpresa. Miras la foto que aparece en la pantalla y, abriendo un poco más los ojos, te preguntas... ¿cuándo he fotografiado yo esta acuarela?...
 

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