17 junio 2012

(123) CHINA: POR LOS CANALES DE SUZHOU:


Son muchas y muy variadas las razones que nos llevaron a visitar Suzhou en nuestro primer viaje a China: sus maravillosos y recónditos jardines clásicos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Jardín del Pescador o Jardin Wangzhi, Jardín del Administrador Humilde), el Jardín de Bonsais y otros lugares muy interesantes de esta ciudad: La Colina del Tigre, el Museo de Artesanía o la Pagoda Inclinada. Pero, por encima de todo ésto, Suzhou es conocida como la "Venecia de Oriente", por sus numerosos canales que constituyen, sin lugar a dudas, el principal centro de atención de todos sus visitantes.


Desde Shanghai, la visita a Suzhou puede hacerse cómodamente en tren, tras un corto trayecto, creo recordar que no más de dos horas.


Suzhou está situada en el tramo final del Río Azul (el Yangtsé, el río más largo de Asia, con más de 6.300 kms. de recorrido), en la provincia de Jiangsu. Su florecimiento se engrandece tras la construcción del Gran Canal de China, inmensa obra de ingeniería hidraúlica que, a través de conexiones de ríos, lagos y canales artificiales, conecta Beijing, en el norte, con la ciudad de Hangzhou, cercana a Suzhou.




La vida discurre plácidamente entres estos canales. Estrechas callejuelas en sus orillas y pequeños puentes peatonales nos recuerdan la estructura urbana veneciana, añadiendo aquí su indudable encanto oriental, ciertamente exótico para los viajeros occidentales. Además, la masificación turística de Venecia no ha llegado aún, afortunadamente, a los apacibles rincones de este lugar. 


Personajes del Mercado de Verduras, situado junto a uno de los canales de Suzhou:


Una forma muy interesante de recorrer estos canales es, lógicamente, utilizando las canoas a motor que los recorren a pequeña velocidad, permitiendo apreciar los múltiples detalles de la vida cotidiana de sus habitantes.







09 junio 2012

(122) MAÑANA DE CORPUS CHRISTI EN SEVILLA:


La ciudad de Sevilla volvió a celebrar, un año más, su tradicional procesión del Corpus, una de las fiestas mayores que, al igual que ocurre en Toledo y Granada, continúa siendo día festivo local. Como de costumbre, la víspera de este día tan especial, miles de sevillanos visitan por las calles del centro los barrocos altares instalados por los distintos lugares por los que al día siguiente discurrirá la procesión, por las calles peatonales sembradas de juncias y romero.


La portada, a la derecha, inspirada este año en la iglesia de San Julián, que conmemora el sexto centenario de la fundación de la Hermandad de la Hiniesta.


  
En la procesión de Sevilla, además de las representación de hermandades e instituciones civiles y militares, participan varios pasos, el primero de los cuales ha sido el de la imagen de Santa Ángela de la Cruz, que se incorporó a la procesión en 2009.


A lo largo del cortejo se suceden imágenes de gran colorido y belleza.





Los pasos de San Isidoro, de San Leandro, y de San Fernando, Patrón de la ciudad, de la Inmaculada Concepción, y el del Niño Jesús, del imaginero Martínez Montañés, siguieron formando, por este orden, el recorrido, y tras ellos el de la Santa Espina o Custodia Chica y finalmente la gran Custodia de Arfe, labrada con 350 kgs. de plata.



Santa Justa y Rufina, Patronas de Sevilla y del gremio de los alfareros.








Representaciones de Colegios Profesionales.



Inmaculada de la Sacristía Mayor de la Iglesia Catedral,

obra de Alonso Martínez.


Imagen del Niño Jesús, talla del escultor Martínez Montañés.


Los Seises de Sevilla, que disfrutan del privilegio de danzar

cubiertos delante de la Custodia, con su tradicional
vestimenta de pajes del siglo XVI.



La magnífica Custodia de Juan de Arfe (1570) de cinco

 cuerpos de plata, coronada por la estatua de la Fe.







06 junio 2012

(121) SANTA EULALIA DE ABAMIA:



Conocida a lo largo de la historia por distintas versiones del término (Belapmio, Pamio, Abelamio, Belamio, Velaniense, Velamio...), la iglesia de Santa Eulalia (situada en la localidad de Abamia, en el concejo de Cangas de Onís, en el Principado de Asturias) fue, según la tradición, fundada o reedificada por el Rey Don Pelayo en el siglo VIII, que eligió este lugar para ser enterrado tras su muerte en el año 737 junto a su esposa Gaudiosa. Las crónicas medievales relatan que "...decessit et sepultus cum uxore sua Gaudiosa Regina territorio Cangas in ecclesia Sante Eulalie Velanio..." En tiempos de Alfonso X el Sabio (S. XIII) los cuerpos se trasladaron al santuario de Covadonga (hoy en la Santa Cueva), pero han quedado en este lugar la memoria y la tradición de ser el primer panteón real de la España cristiana.


El lugar ya se consideraba sagrado desde antiguo, como atestiguan los tejos milenarios (árboles sagrados para los astures) y los túmulos funerarios precristianos hallados y ya excavados desde el S. XIX (una piedra del dolmen se custodia en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid).


Por su significación histórica la iglesia sufrió diversas reformas y ampliaciones, las más importantes en las épocas románica (S. XII) y gótica (S. XII-XIV). Finalmente, tras numerosos avatares, fue abandonada por peligro de ruina en el año 1904, trasladando el culto a Corao y comenzando a desmoronarse a finales de 1906. Hay que esperar hasta 1977 para que se restaure la bóveda hundida.


En su interior, además de las laudas sepulcrales de Pelayo y su esposa (ésta del S. XVIII) se conservan pinturas murales con escenas bíblicas. El desaparecido retablo del altar mayor estaba coronado por una interesante recreación de la Batalla de Covadonga.


A los pies de la iglesia se encuentran depositados los restos de Don Roberto Frassinelli y Burnitz, el llamado "Alemán de Corao" (personaje romántico y autor, entre otras cosas, de la restauración de Covadonga a finales del S. XIX) que murió en esta localidad en 1887 y fue enterrado en este cementerio. Sus restos fueron trasladados al interior de la iglesia en 1977 cuando se llevó a cabo la primera restauración de la iglesia.


La portada sur, probablemente del S. XII, narra de forma muy simplificada el Juicio Final: en la arquivolta de la izquierda la apertura de los sepulcros y la resurrección de los muertos, y en la zona derecha los suplicios de los condenados al fuego eterno. En el capitel-imposta de la derecha, un condenado es arrastrado por los pelos por un demonio, escena que la tradición popular identifica con la condena del traidor Don Oppas (Obispo que intentó convencer a Pelayo para que se rindiese ante el ejército musulmán).


Por su significación histórica, la iglesia fue declarada Monumento Nacional en 1962.
 

Ternera asturiana (mejor, ternura asturiana) disfrutando de la paz del prado anexo a la iglesia de Santa Eulalia.

Lugares visitados